Principe Luther Thaurel; Furia de Reinos.


El príncipe Luther Thaurel había sido enviado para presenciar la ceremonia de nacimiento del hijo del Rey Benjon Bharos, al otro lado de las montañas de Surisal, entre los lagos encantados.
El camino era largo por lo cual el príncipe Luther era acompañado por soldados de la sagrada corona, los cuales obedecían a las ordenes del padre de Luther, el Rey Jeremik Thaurel. El cual era un gran amigo del rey Benjon Bharos.
Los problemas de salud de Jeremik habían imposibilitado la visita de este al Castillo del Rey Benjon, el cual había sido defendido largo tiempo por los dos ejércitos, que se aliaron cuando los Murderai, bestias mitad humanos, mitad demonios, habían despertado de las tinieblas del Volcán Lonnin.
Las fuerzas de estos dos Reyes lograron disipar las fuerzas malignas de los Murderai. Dando lugar a la celebración de esta nueva alianza.
En estos tiempos los reinos que todavía sobrevivían al poder del Imperio de Voldarin, necesitaban dejar a un lado sus diferencias para preocuparse por este nuevo Emperador, que ambicionaba con destruir todos los reinos, los cuales eran pocos ya en la tierra de Trimilogia.
Luther iba acompañado por su mujer, Lady Sarafile Pancil, una hermosa mujer, que demostraba ser un pilar para el bienestar de esta príncipe, el cual era un poco arrebatado de carácter.
El camino antes de llegar al los lagos encantados eran difíciles de transitar, ya que en el valle de las lagrimas, no había parado de llover hace mas de cientoveinte dias. Esto hacia que los caballos se hundieran en el barro al igual que el carruaje, obligando al príncipe y sus acompañantes, tener que cruzar a pie.
-       ¡Estas botas de cuero eimiriano, salen mas caras que un set completo de armadura real!- Grito quejándose el príncipe Luther.- No puedo creer que mi padre me enviase a presenciar el nacimiento de un príncipe, al cual le tomara años tener dos dedos de frente.
-       Tranquilízate Luther, tan solo son unos kilómetros y podremos acampar, descansaremos y te cocinare.- Dijo Sarafile mientras se acercaba y le tocaba el hombro.
-       Eso déjalo para las criadas que nos acompañan, tu no tienes porque cocinar en este lugar horrible. Si mantienes mucho la boca abierta te ahogas por la manera en la que llueve.- Luther con cara de desagrado empieza  a notar que la ropa le pesaba. En ese momento unos soldados pasan por su lado montados en caballos, salpicándole barro en el rostro. Sin darse cuenta los soldados siguen su camino mientras conversaban entre ellos.
-        Oigan soldados de la sagrada ignorancia, ¿no se dieron cuenta que me acaban de salpicar el rostro con las pisadas de sus horribles caballos?. Quitos esas capaz que están manchando con barro, y utilícenlas para protegernos a mi y a mi mujer de la lluvia.- dijo Luther mientras señalaba a cuatro soldados que iban por delante de el.
-       Mi señor, tardaremos mas tiempo si hacemos eso.- Dijo uno de los soldados mientras se sacaba el casco.
-       ¿Desde cuando el Dios del tiempo murió y te cedió a ti la opinión?.- Dijo Luther mientras arqueaba las cejas.
-       Mi señor, sepa disculparme.- Dijo el soldado mientras se sacaba la capa y miraba a los otros tres para que lo imitaran.
-       No tienes porque ser así con los soldados.- le dijo Sarafile, con voz angustiada.-
-       No te preocupes, si les digo que se tiren al barro en fila para que pueda ir caminando sobre ellos ,lo harían, estoy siendo piadoso.
Los cuatro soldados que iban a caballo se desmontaron de estos, y se acercaron. Mientras uno terminaba de atar las capaz, y las levantaban para usarlas de paraguas sobre la cabeza del príncipe y Sarafile.

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