Amadeus.


Amadeus se despertaba de un dolor de cabeza que no lo dejaba pensar bien dos secuencias seguidas de acciones. Miro a su alrededor y pudo ver borrosamente la montaña helada, al igual que sentir como el frio invadía sus pulmones. Unos hombres iban con el en la carreta, parecían de pocas palabras, con la cara sombría y gestos inundados de infortunio. Intento mover las manos pero se dio cuenta que la tenia atadas con unas sogas, al igual que sus compañeros de viaje, delante de él, iba un caballero al cual no alcanzaba a verle la insignia para saber de que reino era este. Detrás otro más, pero encapuchado, seguramente recluta del mismo ejército que lo tenía capturado.
-        Muchas veces debemos afrontar la muerte como una salvación de los Dioses – Dijo un hombre de facciones Nórdicas. – Blasfemias nos atraparon por querer cruzar las Puertas de Nabelos, sabías que iba contra la Ley Imperial.- le respondió otro que se encontraba a la derecha de Amadeus.
-        Veras, a veces la guerra nos lleva a hacer cosas que no queremos, como estas personas, algunos no están deseosos de quitarnos la vida, pero su Ley así lo dicta, somos esclavos de la Ley, hasta que no nos liberemos de ella, el hombre no será libre, porque la ley es la herramienta primordial de la injusticia.-volvió a hablar el Nórdico.
-        Debemos afrontar estas decisiones con la ayuda de los Caballeros de la Suprema Justicia, no nos pueden quitar la vida como si nada, no somos malas personas.- dijo un Reptiliano que iba al lado del Nórdico.- Hay esta el problema mi colega, no somos malas personas, y tampoco lo suficiente honorables para hacernos los buenos. Los Caballeros de la Suprema Justicia están ocupados repartieron recursos a las diferentes aldeas por los ataques de los doce Dragones de la Edad Oscura.- Hablo el Nórdico mientras señalaba las montañas.
-        CALLENSE!,- se escucho detrás de nosotros, era el Guardián Imperial dando la orden.
Mientras el camino seguía, bajaban de una montaña, Amadeus no tenia mucho recuerdo de donde había estado los últimos días, su ultimo recuerdo era partiendo a las Ruinas de Morgor, para buscar fragmentos para su armadura, luego de escapar de las tierras de Alkuír.
Entraron a una villa, ubicada camino para las tierras del Norte, según indicaba nuestros prisioneros habían escapado hacia el Sur y los habían atrapado. Bajaron del carro forzados por la fuerzas de los Guardianes de la Villa, donde un Soldado Gringo tenia una libreta, con el nombre de los primeros dos tripulantes, el Nórdico y el Reptiliano.- Greico Khorn, una paso a adelante- el Nórdico avanzo- Valtzarj Vultai. – el Reptiliano avanzo junto al Nórdico.
El soldado les indico que avanzaran hacia la zona donde un hombre encapuchado tenia un hacha gigante con sangre con la cual cortaba cabezas, según dicen las leyendas estos verdugos eran encarnaciones de los demonios del Reino de los Tronos de Hierro. Maldecidos y condenados a vivir para siempre quitando vidas según las ordenes de Voldarin.
-        Tu, el que tiene cara de felino, no estas en la lista, ¿Quién Eres? – Le pregunto el soldado a Amadeus.
-        Soy un Eimishidorth, del Reino de las Selvas, Creación de los Dioses Jair Garras y Meshimar Tot.
-        Cada vez vemos menos de los tuyos, pensamos que la era Glaciar Dragonea había terminado con todos sus campamentos y su especie había sido extinta pero veo que sobrevivieron algunos, en fin volvamos a los papeles. Jefa este no se encuentra en la lista que hacemos?- pregunto el soldado
-        Debemos cumplir las órdenes de Voldarin, se le vio intentando escapar de las montañas  a kilómetros de Alkuír, sabemos que ese Reino escupe lo peor de las almas que moran este mundo soldado, Córtenle la cabeza.
Amadeus no mostraba miedo alguno en su mirada, el Nórdico le acompañaba en sentimiento al igual que el Reptiliano.
Mientras estaban parados, se ejecutaron a dos personas mas, uno que se acercó alegando que los Dioses le sonreían a él, algo que nunca lo haría con esos malditos verdugos por su miserable vida. Otro exiliado intento escapar corriendo, pero los arqueros rápidamente encontraron su espalda para darle de muerte.


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