En el Principio hubo Caos; Furia de Reinos.
En los últimos cien años la civilización había subsistido gracias
al hierro, vapor y cemento. Construyeron edificación gigantes, que le hubieran
dado envidia a los mismos gigantes, crearon armaduras que eran capaces de
defenderse de la mordida de un tiburón. La magia había sido eliminada con la
destrucción del Talismán de los Brujos.
Una nueva luna roja, teñida de sangre había ocupado el lugar
de la antigua luna oscura. La guerra que una vez se había iniciado por el
poderío de las tierras libres, se había traspasado de generación en generación.
Algunos de los Reyes mas poderosos de las tierras habían logrado marcar los
limites de sus tierras por murallas gigantes y aldeas protegidas por sus
ejércitos.
En la Era de los Iluminados, algunos de los mas poderosos
Reyes habían recibido ayuda divina, la cual según las leyendas provenían de
antiguos manuscritos dejados hace millones de años por los Zaerallum.
Esta antigua raza había engredado a los primeros humanos,
mezclándose con las hijas de los gigantes.
Pero los gigantes, luego de ver la creación de los
Zaerallum, entablaron una guerra contra ellos, para que se vayan de la tierra
sagrada que ellos protegían.
En la guerra de los gigantes, algunas razas hicieron su
aparición por periodos cortos de tiempos para ayudar a un bando o al otro. Los
gigantes fueron ayudados por los Reptilianos, mientras a los Zaerallum fueron
ayudados por los Eimishidos.
El combate tuvo lugar en las tierras que luego fueron
conquistadas por los hijos de los Zaerallum, los conocidos humanos. Pero antes
de eso hubo sangre de Gigantes y Zaerallum por todas partes de la tierra de
Trimilogia.
Nunca lograron llegar a un acuerdo en el cual las dos partes
se beneficiaran, y como sus combates comprometían las montañas conquistadas por
los Eimishidos, por esa razón estos decidieron ayudar.
Los Reptilianos
estuvieron fuera de combate, hasta que uno de sus lideres fue asesinado por un
Zaerallum que le pidió refugio en sus cuevas luego de que gran parte de su
ejercito fuera aniquilado por los gigantes, pero el Rey Reptiliano se rehusó, y
fue traicionado fuera de su territorio por los Zaerallum.
La desaparición de estas dos razas, los Gigantes y los
Zaerallum se dio cuando el Sol dejo de proteger a Trimilogia y una lluvia que
duro veinte años, hasta que el Sol volvió a acerarse, inundo las tierras en las
que estos Vivian.
Los Reptilianos sobrevivieron gracias a sus guaridas en las
cuevas, y los Eimishidos por la altura de sus construcciones, en las montañas donde la
inundación no llego.
Los Eimishidos ayudaron a que los hijos e hijas de los
Zaerallum con los Gigantes sobrevivieran
dándoles protección, pero echaron a los Zaerallum por el mal que habían traído
a la tierra Antigua. Mientras los Reptilianos no pudieron darle un lugar donde
refugiarse a los Gigantes en las cuevas, solo algunos lograron entrar y
murieron al tiempo por no poder adaptarse a la situación y vida que llevaban
los Reptilianos.
Años pasaron hasta que los Eimishidos dejaron marchar a los
Primeros Humanos. De esta manera estos podrían colonizar sus propias tierras y
adaptarse a la vida fuera de las montañas sagradas.
Los Humanos fueron condenados con la mortalidad, la cual
también portaban los gigantes, pero los humanos eran menos longevos que estos,
mientras los Reptilianos eran Inmortales al igual que los Zaerallum, y los
Eimishidos Vivian por muchos siglos.
Desconcertados de sus prominencia y misión en la tierra, los
humanos buscaron en las tierra algún vestigio de información que les pudiera
decir mas sobre su creación, ya que las historias de los Eimishidos no eran lo
suficiente verosímiles para estos.
Por años los humanos estuvieron agradecidos con los
Eimishidos por la protección que estos les habían brindado, y las enseñanzas
que estos les dieron.
Los Reptilianos dejaron de salir a la luz del Sol, porque lo
catalogaron de traidor a este, por haberlos hecho perder parte de las cuevas subterráneas
que estos habían conquistado, dejando solo las cuevas altas. Se adaptaron a
vivir dentro de ellas, y edificaron en el centro de la tierra una cuidad que
dejaría sin habla hasta a el mismo Bogor Mor, El Gigante Conquistador, uno de
los mas importantes Gigantes que había comandando la guerra en los tiempos
antiguos.
Los Eimishidos aceptaron que había sido un castigo del Dios
Samael Rahnsa. Que les advirtió con eso, que no se mezclaran mas en guerras
ajenas. Veneraron al Sol de por vida, diciendo que este era el mismísimo Samael
Rahnsa, Dios de la tierra de Trimilogia.
Los humanos no aceptaron a este Dios como el suyo, y por esa
misma razón fueron liberados de las montañas una vez que las tierras inundadas
fueron habitables luego de muchos años.
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